Frau Müller era una jugadora implacable que regentaba un club de Bridge en Baden-Baden. Cuando estuve allí trabajando en los años 80, tuve la oportunidad de verle jugar esta mano.
Nadie vulnerable, Frau Müller abrió la subasta de 1♠. Su compañera, que era una coitada, después de pensar un buen rato dijo 3♥ y Frau Müller, casi sin dar tiempo a Este para pasar, cerró la subasta a 3ST. Digo cerró porque su compañera no osó decir nada, aunque hizo un gesto de desaprobación.
Yo desde luego habría dicho 4♥, pero no sé si lo habría hecho si mi compañera hubiera sido Frau Müller.
Oeste salió del 6♦ que Frau Müller tomó con su J♦. Sin torcer el gesto jugó su único corazón a ver si de manera milagrosa el A♥ desaparecía de este mundo y se podía hacer los siete corazones del muerto. Oeste asistió y Este tomó con el A♥ para salir de un pequeño trébol. Visto que su única posibilidad de entrar en el muerto era en este palo, jugó pequeña y vio con sorpresa que se hacía el 10♣ del muerto y los seis corazones. Finalmente hizo 11 bazas lo que les valió 460, un “top” pues en el resto de las mesas se cumplieron 4♥ para 420.
Me sirvió de ejemplo para aprender que nunca hay que tirar la toalla y que aunque parezca imposible siempre hay una posibilidad de hacerse el contrato. Otra lección que aprendí es que es mejor correr el riesgo de una bronca y marcar 4♥ que dejar a nuestro compañero que se estrelle, por mucho carácter que tenga y por mucho que le guste cartear.
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